¡¡¡HA RESUCITADO, ALELUYA!!!

A ese hombre, a esa mujer, a ti, a mi, dice Dios: "Sal del sepulcro, levántate, vive, camina, en pie, vencedor, como un hijo de Dios, como mi Hijo".
Después de la preparación cuaresmal hemos llegado a las fiestas de Pascua. En un mundo lleno de contradicciones y muchos signos de muerte, ¡celebremos la vida!, ya que Dios nos invita a la fiesta. Desde la resurrección de su Hijo, valoramos la vida a pesar de cada muerte. Hemos sido invitados a la fiesta. No será una fiesta corta, de un día: serán 50 días de fiesta que marcan nuestra existencia como seguidores de Jesús Resucitado.
El que celebra la Pascua, tiene que vivirla, y el que vive la Pascua, no hace falta que se esfuerce mucho para ser testigo de la resurrección, le saldrá espontáneamente. Ser testigo de la resurrección es algo muy hermoso, pero dada la cultura de muerte que impera entre nosotros, exige mucho compromiso.
Ser testigo de la Pascua exige:
* Luchar contra todo lo que origina muerte y conduce a la muerte; luchar contra los violentos e injustos, contra los que siguen crucificando la vida y sembrando corrupción; defender la vida en plenitud, la naturaleza.
* Combatir las causas de la pobreza, las estructuras que oprimen y son insolidarias, el egoísmo que anida en el corazón del ser humano y en el corazón del mundo.
* Defender la libertad contra toda situación que conduce a la esclavitud, de las personas, de las familias, de la sociedad, de la Iglesia. "Para ser libres nos liberó Cristo" (Galatas 5,1) La Pascua es siempre la fiesta de la liberación.
* Trabajar por la paz. Jesús siempre ofrecía la paz a sus discípulos cuando se presentaba ante ellos. Un testigo de la pascua debe construir la paz, dondequiera que esté herida o amenazada.
* Ser testigo de alegría y esperanza, saber dar razón de nuestra fe ante todos aquellos que no creen y no esperan... No podemos ser conformistas.
* Vivir en la verdad, porque nos hemos acostumbrado a decir mentiras, a vivir en la mentira, a no sentir lo que decimos, a no expresar lo que pensamos y sentimos, a no cumplir lo que prometemos, a no ser lo que aparentamos, a no vivir lo que creemos. Tantas verdades a medias... La Pascua es transparencia total. El testigo de la Pascua procura desenmascarar la hipocresía de la vida.
* Vivir en el amor, ese es el secreto último de la Pascua, y la fuerza que lleva a la resurrección. El testigo de la Pascua es alguien que perdona, que comprende, que sufre, que comparte, que se entrega. En esta sociedad egoísta e inmisericorde, debe poner corazón en lo que vive.

LA PASCUA NO HA PASADO, EMPIEZA AQUÍ Y AHORA, MANOS A LA OBRA...


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