Ante la crisis...

Comenzamos el año nuevo debiendo cada español unos 27.000€. Como remedio a largo medio y largo plazo, se propone:

1. la calidad de enseñanza e investigación
2. la mejora de las infraestructuras de comunicación
3. el desarrollo de fuentes de energía limpias y baratas
4. cuidar los bienes de todos
5. no romper el mercado interno español debido a los nacionalismos
6. velar por la dignidad de las personas frente al capital
7. vigilar el mundo financiero para evitar irregularidades

Recordar también cinco grandes principios inspirados en la fe cristiana:

1. No solo de pan vive el hombre; la sociedad no puede vivir solo del dólar/euro
2. La globalización no solo del mercado y del dinero, sino de la solidaridad. Los bienes de la tierra son de todos y para todos.
3. La respuesta de los estados no puede ir solo a paliar a los grandes (bancos entidades financieras, grandes empresas), sino también a las familias y pequeñas empresas. Nunca abandonar a los más débiles. La persona es lo primero.
4. Los cristianos tenemos que ser los primeros en vivir la austeridad para hacer posible la solidaridad. Son las bienaventuranzas.
5. Vivir la parábola del buen samaritano: caer en la cuenta, ver la realidad, dejar que se conmueva el corazón, hacer nuestro el dolor de los otros, acercarnos a los que sufren y comprometernos en aliviar sufrimientos, acompañar y buscar la implicación de otros aunque eso nos cueste dinero.

Tercer domingo tiempo ordinario 25 enero 09


La vida humana, valor o mercancía

Conferencias itinerantes organizadas por el diario HOY. En Guareña, en el Centro Cultural, el miércoles día 28 de enero a las 20,15h.

"La vida humana, ¿valor o mercancía?, reflexiones bioéticas sobre la investigación biomédica.

D. César Nombela Cano, catedrático de la Universidad Complutense, expresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, presidente de la Fundación "Carmen y Severo Ochoa".

25 enero Conversión de San Pablo

La crisis de Saulo

Saulo, que respiraba aún amenazas de muerte contra los discípulos de Jesús, fue a ver al sumo sacerdote y le pidió credenciales para ir a las sinagogas de Damasco, autorizándolo a llevarse presos a Jerusalén a los que encontrase, si seguían el camino de Jesús, lo mismo hombres que mujeres.

En el viaje, al acercarse a Damasco, de repente una luz del cielo lo envolvió de claridad; cayó a tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" El preguntó: "¿Quién eres, Señor?" Respondió: " Yo soy Jesús, a quien tu persigues. Anda, levántate, entra en la ciudad y allí te dirán lo que tienes que hacer".

Sus compañeros de viaje se habían detenido mudos de estupor, porque óían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. De la mano lo llevaron hasta Damasco. Estuvo tres días sin vista y sin comer ni beber.

(Cfr. Hechos de los Apóstoles 9, 1-10)


25 enero 2009, 3º domingo tiempo ordinario

Marcos 1, 14 - 20
Jesús se marchó a Galilea a proclamar la Buena Noticia de Dios. Decía:
-«Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
Vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

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Jesús no enseña una doctrina para que sus discípulos la aprendan y la difundan. Jesús anuncia un acontecimiento que está ya ocurriendo. Él ya lo está viviendo y quiere compartir su experiencia con todos.

Marcos resume así esta experiencia: «Está cerca el reino de Dios»: pues quiere construir un mundo más humano. «Convertíos»: no podéis seguir como si nada estuviera ocurriendo; cambiad vuestra manera de pensar y de actuar. «Creed en esta Buena Noticia».

Después, la primera actuación de Jesús es buscar colaboradores para vivir y llevar adelante su proyecto. Jesús va a vivir abriendo caminos al reino de Dios. No es un rabino sentado en su cátedra, que busca alumnos para formar una escuela religiosa.

Ser cristiano no es aprender doctrinas, sino seguirle a Jesús en su proyecto de vida. Pero es necesario escuchar desde dentro su llamada: «Venid detrás de mí». Escuchar esta llamada significa despertar la confianza en Jesús, tener fe en su proyecto, identificarnos con Él.

Éste podría ser hoy un buen lema para una comunidad cristiana: ir detrás de Jesús. Ponerlo al frente de todos. Centrar toda nuestra preocupación y toda nuestra actividad en seguir más de cerca a Jesucristo. Nuestras comunidades cristianas se transformarían. La Iglesia sería diferente.

Dedicado a todas las asociaciones. ¡Gracias por vuestra siembra!

No tenemos en nuestras manos las soluciones para los problemas del mundo. Pero frente a los problemas del mundo, tenemos nuestras manos. Cuando el Dios de la historia venga, nos mirará las manos.

El hombre de la tierra no tiene el poder de suscitar la primavera. Pero tiene la oportunidad de comprometer sus manos con la primavera. Y así, la primavera puede encontrarlo sembrando. Pero no sembrando la primavera, sino sembrando la tierra para la primavera. Porque cada semilla, cada vida que en el tiempo de invierno se entrega a la tierra, es un regalo que se hace a la primavera.

Solo el hombre en quien el invierno no ha matado la esperanza, es un hombre con capacidad de sembrar. El contacto con la tierra engendra en el hombre la esperanza. Porque la tierra es el ser que espera. En ella anida la experiencia de los ciclos de la historia que ha ido haciendo avanzar la vida en sucesivas primaveras.

El sembrador sabe que ese puñado de trigo, superando la maleza, es fruto de una cadena de manos comprometidas que han sembrado y han hecho llegar hasta sus manos esa vida que ha de ser pan.

Lo que ahora se siembra, se hunde, se entierra, se entrega; eso será lo que verdeará en la primavera que viene. Si comprometemos nuestras manos con el odio, el miedo, la violencia, el mundo solo tendrá cenizas para alimentarse; será una primavera de tierras abrasadas, donde no sobrevivirán más que las malas hierbas, las más fuertes.

Tenemos que comprometer nuestras manos en la siembra. Que la madrugada nos encuentre sembrando. Crear pequeñas parcelas sembradas con cariño, con verdad, con desinterés. Un trabajo sencillo que nadie verá y que no será noticia. Porque la única noticia auténtica de la siembra la da solo la tierra y se llama cosecha. En las mesas se llama pan.

Si en cada parcela de nuestro pueblo cuatro hombres o mujeres se comprometen en esa siembra humilde, para cuando amanezca tendremos pan para todos. Porque nuestra tierra es fértil. Tendremos pan y pan para regalar a todos. Si amamos nuestra tierra, que la mañana nos pille sembrando.

(Texto adaptado de P. Mamerto Menapace)

Oración de un creyente


Escenas de la crisis




Martini pide la reforma de la Iglesia.

El cardenal Martini pide la reforma de la Iglesia. JUAN G. BEDOYA (EL PAÍS, 25/05/2008)

"La Iglesia debe tener el valor de reformarse" (cardenal Carlo Maria Martini, Turín, 1927).

El cardenal Martini ha sido rector de la Universidad Gregoriana de Roma, arzobispo de Milán, la mayor diócesis del mundo. Es jesuita, publica libros, escribe en los periódicos y debate con intelectuales. En 1999 pidió la convocatoria de un nuevo concilio para concluir las reformas aparcadas por el Vaticano II. Ahora publica en Alemania (en la editorial Herder) el libro Coloquios nocturnos en Jerusalén, a modo de testamento espiritual.

Lo que reclama Martini es coraje para reformarse y cambios concretos. El celibato, sostiene Martini, debe ser una vocación porque "quizás no todos tienen el carisma". Espera la autorización del preservativo. Y no le asusta un debate sobre el sacerdocio, negado a las mujeres, porque "encomendar cada vez más parroquias a un párroco o importar sacerdotes del extranjero no es una solución".

Sobre el sexo entre jóvenes, Martini pide no derrochar relaciones y emociones, aprendiendo a conservar lo mejor para la unión matrimonial.

Dice: "Por desgracia, la encíclica Humanae Vitae ha tenido consecuencias negativas. Pablo VI quiso asumir la responsabilidad de decidir a propósito de los anticonceptivos. Esta soledad en la decisión no ha sido, a largo plazo, una premisa positiva para tratar los temas de la sexualidad y de la familia". Martini pide una "nueva mirada" a este asunto, cuarenta años después del concilio.

Sobre la homosexualidad, el cardenal dice con sutileza: "Entre mis conocidos hay parejas homosexuales. Nunca se me ha pedido, ni se me habría ocurrido, condenarlos".

Martini reconoce que le pregunta a Dios: "¿Por qué no nos ofreces mejores ideas? ¿Por qué no nos haces más fuertes en el amor y más valientes para afrontar los problemas actuales? ¿Por qué tenemos tan pocos curas?"
Hoy está retirado y enfermo. Ahora ve la vida de otra manera; lo cuenta así: "Ha habido una época en la que he soñado con una Iglesia en la pobreza y en la humildad, que no depende de las potencias de este mundo. Una Iglesia que da espacio a las personas que piensan más allá. Una Iglesia que transmite valor, en especial a quien se siente pequeño o pecador. Una Iglesia joven. Hoy ya no tengo esos sueños. Después de los 75 años he decidido rogar por la Iglesia".

18 enero 09 2º domingo tiempo ordinario

Cfr. Juan 1, 35-42

Jesús al ver que lo seguían, les pregunta: - «¿Qué buscáis?» Ellos le contestaron: - «Maestro, ¿dónde vives?» Él les dijo: - «Venid y lo veréis.» Entonces fueron, vieron y se quedaron con él.
Pedro, encuentra a Simón y le dice: - «Hemos encontrado al Mesías » Y lo llevó a Jesús.

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Nosotros hemos oído hablar de Jesús, nos han bautizado en su nombre. ¿Qué buscamos, qué esperamos de él? ¿Dónde vives? ¿cómo te planteas la vida, qué es para ti vivir? Jesús contesta: «Venid y veréis». Venid a conmigo, y descubriréis quién soy y cómo puedo transformar vuestra vida.

¿Qué es lo decisivo para ser cristiano?

Primero buscar. Cuando uno no busca nada en la vida y se conforma con «ir tirando» o ser «un vividor», no es posible encontrarse con Jesús. Lo importante no es buscar algo, sino buscar a alguien. No se trata de conocer cosas sobre Jesús, sino de sintonizar con él, y experimentar que su persona nos hace bien, nos ayuda a vivir.
Pero lo decisivo para ser cristiano es tratar de vivir como vivía él, creer en lo que él creyó, dar importancia a lo que daba él, interesarse por lo que él se interesó, mirar la vida como la miraba él, tratar a las personas como él las trataba, confiar en Dios como él confiaba, orar como oraba él, contagiar esperanza como la contagiaba él.
¿Qué se siente cuando uno trata de vivir así?

Seguir a Jesús hoy...

TOMARTE en serio a ti mismo, porque eres un hijo de Dios.
Tomarte en serio a este Mundo, porque en él nos está salvando Dios.
Tomarte en serio a los pobres, porque son los predilectos de Dios.
Tomarte en serio tu trabajo diario, porque en él colaboras directamente con Dios.
Tomarte en serio la Verdad, porque nada como la mentira nos aleja de Dios.
Tomarte en serio la Paz, porque en ella florecen las bendiciones de Dios,
Tomarte en serio la Justicia, porque en ella se construye el Reino de Dios.
Tomarte en serio el Amor, porque solo en el Amor podemos conocer a Dios.
Y, no olvidar nunca, que Dios mismo se toma muy en serio todo lo anterior,
¡para que nunca muera en nosotros la Esperanza!

25 enero, la conversión de San Pablo.


El ángelus, una oración navideña que rezamos todo el año.

Todo empezó en Nazaret. “El ángel del Señor anunció a María”. El ángel le dijo a María: “Alégrate, llena de gracia… concebirás y darás a luz un hijo… que se llamará Hijo de Dios”.

En esta modesta casa de Nazaret, una mujer es llamada a ser Madre de Dios. Ahí empieza la Navidad. Por eso el 25 de marzo la Iglesia celebra la solemnidad de la Anunciación del Señor. Nueve meses más tarde, el 25 de diciembre, celebramos su nacimiento.

En la sencillez de aquel lugar, y en el recogimiento de la oración María respondió al ángel: “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”. Y aquel anuncio se hizo realidad: “el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”.
Ahora ese Dios al que nadie ha visto nunca, se ha convertido en Dios-con-nosotros. Este es el misterio que celebramos en Navidad: la Encarnación del Hijo de Dios, para alegrarse con los que se alegran, llorar con los que están tristes y sufrir con los que sufren.

Cada día del año, a las 12,00h, al mediodía, rezamos esta sencilla oración que nos recuerda la primera Navidad. También nos ayuda a vivir el agradecimiento hacia ese acontecimiento del Dios hecho hombre.

La oración del ángelus, se reza de la siguiente manera:

- El ángel del Señor anunció a María…
- Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo… Dios te salve María...

- He aquí la esclava del Señor…
- Hágase en mí según tu palabra… Dios te salve María…

- El verbo se hizo carne…
- Y habitó entre nosotros… Dios te salve María…

Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.