9 agosto, 19 domingo del tiempo ordinario

Juan 6,41-51
En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: - «¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?». Jesús tomó la palabra y les dijo: - «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo trae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: 'Serán todos discípulos de Dios'. Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».
ATRACCIÓN POR JESÚS
Jesús es «pan bajado del cielo ». En Jesucristo podemos alimentarnos de una fuerza, una luz, una esperanza, un aliento vital... que vienen del misterio mismo de Dios, el Creador de la vida. Jesús es «el pan de la vida ». Por eso, no es posible encontrarse con él de cualquier manera. Hemos de ir a lo más hondo de nosotros mismos, abrirnos a Dios y «escuchar lo que nos dice el Padre ». Lo más atractivo de Jesús es su capacidad de dar vida. El que cree en Jesucristo y sabe entrar en contacto con él, conoce una vida diferente, de calidad nueva, una vida que, de alguna manera, pertenece ya al mundo de Dios. Juan se atreve a decir que «el que coma de este pan, vivirá para siempre».
Si, en nuestras comunidades cristianas, no nos alimentamos del contacto con Jesús, seguiremos ignorando lo más esencial y decisivo del cristianismo. Por eso, nada hay más urgente que cuidar bien nuestra relación con Jesús el Cristo. Si no nos sentimos atraídos por ese Dios encarnado en un hombre tan humano, cercano y cordial, nadie nos sacará del estado de mediocridad en que vivimos. Si Jesús no nos alimenta con su Espíritu de creatividad, seguiremos atrapados en el pasado, viviendo nuestra religión como en otras épocas y para otros tiempos que no son los nuestros.

Pandemia del lucro


¿Qué intereses económicos se mueven detrás de la gripe porcina?

En el mundo, cada año mueren dos millones de personas víctimas de la malaria, que se podría prevenir con un mosquitero. Y los noticieros no dicen nada de esto.
En el mundo, cada año mueren dos millones de niños y niñas de diarrea, que se podría curar con un suero oral de 25 centavos. Y los noticieros no dicen nada de esto.
Sarampión, neumonía, enfermedades curables con vacunas baratas, provocan la muerte de diez millones de personas en el mundo cada año. Y los noticieros no informan nada…
Pero hace unos años, cuando apareció la famosa gripe aviar… … los informativos mundiales se inundaron de noticias… chorros de tinta, señales de alarma…
¡Una epidemia, la más peligrosa de todas!... ¡Una pandemia!Sólo se hablaba de la terrorífica enfermedad de los pollos.
Y sin embargo, la gripe aviar sólo provocó la muerte de 250 personas en todo el mundo. 250 muertos durante 10 años, lo que da un promedio de 25 víctimas por año.
La gripe común mata medio millón de personas cada año en el mundo. Un momento, un momento, entonces, ¿por qué se armó tanto escándalo con la gripe de los pollos?
Porque detrás de esos pollos había un “gallo”, un gallo de espuela grande. La farmacéutica trasnacional Roche con su famoso Tamiflú vendió millones de dosis a los países asiáticos.
Aunque el Tamiflú es de dudosa eficacia, el gobierno británico compró 14 millones de dosis para prevenir a su población. Con la gripe de los pollos, Roche y Relenza, las dos grandes empresas farmaceúticas que venden los antivirales, obtuvieron miles de millones de dólares de ganancias.
Antes con los pollos y ahora con los cerdos. Sí, ahora comenzó la sicosis de la gripe porcina. Y todos los noticieros del mundo sólo hablan de esto… Ya apenas se dice nada de la crisis económica ni de los torturados en Guantánamo…Sólo la gripe porcina, la gripe de los cerdos, la gripe A.
Y yo me pregunto: si detrás de los pollos había un “gallo”… ¿detrás de los cerditos… no habrá un “gran cerdo”?
Miremos lo que dice un ejecutivo de los laboratorios Roche…"A nosotros nos preocupa mucho esta epidemia, tanto dolor… por eso, ponemos a la venta el milagroso Tamiflú".
¿Y a cuánto venden el “milagroso” Tamiflú?50 dólares la cajita. ¿50 dólares esa cajita de pastillas? Comprenda, señora, que… los milagros se pagan caros. Lo que comprendo es que esas empresas sacan buena tajada del dolor ajeno…

La empresa norteamericana Gilead Sciences tiene patentado el Tamiflú. El principal accionista de esta empresa es nada menos que un personaje siniestro, Donald Rumsfeld, secretario de defensa de George Bush, artífice de la guerra contra Irak…
Los accionistas de las farmaceúticas Roche y Relenza están frotándose las manos, están felices por sus ventas nuevamente millonarias con el dudoso Tamiflú. La verdadera pandemia es el lucro, las enormes ganancias de estos mercenarios de la salud.
No negamos las necesarias medidas de precaución que están tomando los países. Pero si la gripe porcina es una pandemia tan terrible como anuncian los medios de comunicación, si a la Organización Mundial de la Salud le preocupa tanto esta enfermedad, ¿por qué no la declara como un problema de salud pública mundial y autoriza la fabricación de medicamentos genéricos para combatirla?

Prescindir de las patentes de Roche y Relenza y distribuir medicamentos genéricos gratuitos a todos los países, especialmente los pobres. Esa sería la mejor solución.

La esencia del cristianismo. 18 domingo tiempo ordinario.


Juan 6,24-35
La gente necesita a Jesús y lo busca. Según el evangelista, muchos lo hacen porque el día anterior les ha distribuido pan para saciar su hambre. Jesús comienza a conversar con ellos. El pan material es muy importante. Él mismo les ha enseñado a pedir a Dios «el pan de cada día» para todos. Pero el ser humano necesita algo más. Jesús quiere ofrecerles un alimento que puede saciar para siempre su hambre de vida. Jesús les está abriendo un horizonte nuevo, pero no saben qué hacer, ni por dónde empezar: « y ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere? »; quieren trabajar en lo que Dios quiere. La respuesta de Jesús: lo que Dios quiere es «que creáis en el que él ha enviado». Dios sólo quiere que crean en Jesucristo; en esto han de trabajar. Lo demás es secundario. Necesitamos descubrir de nuevo que toda la fuerza y la originalidad de la Iglesia está en creer en Jesucristo y seguirlo. No somos adeptos de una religión de "creencias" y de "prácticas" sino de una forma de vivir como Jesús. La fe cristiana no consiste en cumplir prácticas y normas, sino en aprender a vivir un estilo de vida que nace de la relación viva y confiada en Jesús el Cristo. Nos vamos haciendo cristianos en la medida en que aprendemos a pensar, sentir, amar, trabajar, sufrir y vivir como Jesús.