Banco de Alimentos

Cáritas de Guareña, en coordinación con el Ayuntamiento de Guareña (Servicios sociales) y con la Asociación del Voluntariado de Guareña, pone en marcha el BANCO DE ALIMENTOS. Queremos dar una respuesta coordinada a las necesidades que van surgiendo ultimamente, fruto de la crisis económica, de la falta de trabajo, entre muchas de las familias de nuestro pueblo y también de la población inmigrante. Agradecemos a todos los que colaboran en este proyecto: voluntarios, Ayuntamiento, Asociación del Voluntariado, socios de Cáritas, etc. Más adelante informaremos del horario y lugar donde se ubicará. También proyectamos una Comisión de Infancia y Juventud de Cáritas Guareña. Queremos ofrecer alguna alternativa para el tiempo libre de los niños y los jóvenes. Esperamos contar con la colaboración de jóvenes y personas que quieran dedicarse a trabajar como voluntarios en este campo.

1º Domingo adviento. 29 noviembre 2009

Evangelio de San Lucas 21,25-28, 34-36
Dijo Jesús a sus discípulos: -Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes… Los hombres quedarán sin aliento por el miedo… Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del dinero… Estad siempre despiertos… y manteneos en pie ante el Hijo del hombre.

ESTAD SIEMPRE DESPIERTOS (José Antonio Pagola) El evangelio refleja los miedos y la incertidumbre de aquellas primeras comunidades cristianas, que vivían en medio del Imperio romano, entre conflictos y persecuciones, con un futuro incierto. Ahora vivimos en medio de las dificultades e incertidumbres de estos tiempos; y la Iglesia actual marcha a veces como una anciana "encorvada" por el peso de los siglos, las luchas y trabajos del pasado, "con la cabeza baja", consciente de sus errores y pecados…

Es el momento de escuchar la llamada que Jesús nos hace a todos. «Levantaos», animaos unos a otros. «Alzad la cabeza» con confianza. No miréis al futuro solo desde vuestros cálculos y previsiones. « Se acerca vuestra liberación». Un día ya no viviréis encorvados, oprimidos ni tentados por el desaliento. Jesucristo es vuestro Liberador.
Pero hay maneras de vivir que impiden a muchos caminar con la cabeza levantada confiando en esa liberación definitiva. Por eso, «tened cuidado de que no se os embote la mente». No os acostumbréis a vivir con un corazón insensible y endurecido, buscando llenar vuestra vida de bienestar y placer, de espaldas al Padre del Cielo y a sus hijos que sufren en la tierra. Ese estilo de vida os hará cada vez menos humanos. «Estad siempre despiertos».

Fiesta de Jesucristo Rey del Universo 22 noviembre

JESÚS, UN REY ATÍPICO. Un rey que toca leprosos, que prefiere la gente normal a los poderosos del pueblo. Un rey que lava los pies de los suyos, un rey que no tiene dinero y que no puede defenderse.
Jesús crucificado es un extraño rey: su trono es la cruz, su corona es de espinas. No tiene manto, está desnudo. No tiene ejército. Hasta los suyos le han abandonado. ¡Menudo rey!
Y ya que hablamos del rey, tenemos que hablar del reino. Jesús habló del reino de Dios, del reinado de Dios. Un reinado en que los últimos del mundo son los primeros. Un reinado que prefiere a los publicanos y a las prostitutas, antes que a los doctos letrados y los puros fariseos. Un reinado sin tronos, sin palacio, sin ejército, sin poder. Un reinado en que son preferidos los sencillos como niños. Un reinado de gente pobre, que sabe sufrir, de corazón limpio, comprometida con la justicia. ¡Menudo reino!
Alguno pensará que esto es provisional. Dios reinará, Cristo reinará, vendrá un día en que aparecerá en los cielos vestido de majestad, y todas las naciones, todos los hombres y mujeres del mundo y de la historia caerán de bruces ante su Majestad, y entonces veremos que es rey. Pues no, Dios no reina así, apabullando enemigos.
El reino de Dios no se parece en nada a los de la tierra, que imponen desde fuera y matan para imponerse. Dios se siembra desde dentro y hace vivir. Reina desde el amor.
En nuestro mundo reina el terror, reina la miseria, reina la explotación, reina la venganza, reina el negocio sucio, reina la violencia. Cuando en nuestro mundo reine la confianza mutua, cuando todos vivan decentemente, cuando no haya analfabetos, cuando los negocios sean honrados, cuando nos contentemos con menos… entonces podremos empezar a hablar de que Dios reina.
¿Reinará Dios alguna vez? Tenemos la tentación de pensar que no. La violencia y la rapacidad y el consumo desenfrenado parecen más fuertes que la bondad, la generosidad y la austeridad. Eso es una tentación. Pero Jesús creía en la fuerza de la semilla, en el poder de la levadura, en la fuerza imparable del Espíritu, del Viento de Dios.
Y entretanto, tú y yo nos enfrentamos a una invitación urgente: ¿quieres comprometerte con Jesús a construir el reino?

Hambruna Mundial. El cinismo de los líderes.


El hambre es lo más letal que ha inventado la injusticia humana. Causa más muertes que todas las guerras. Elimina a cerca de 23.000 vidas al día, ¡casi mil personas por hora! Las principales víctimas son los niños.

Al día de hoy son ya 950 millones las personas amenazadas por el hambre crónica. Eran 800 millones el año pasado. Pero aumentó el número debido a la expansión del agronegocio, cuyas tecnologías encarecen los alimentos, y a la mayor extensión de áreas destinadas al cultivo de agrocombustibles, producidos para saciar el hambre de las máquinas y no de la gente.

El ser humano soporta casi todo: políticos corruptos, humillaciones, agresiones, indiferencias, la opulencia de unos pocos. Hasta el plato vacío. Por eso incluso se puede decir que nadie muere por la falta completa de alimentos. Los hambrientos, cuando no tienen nada que comer, llevan a la boca, para engañar el hambre, sobras recogidas en la basura, lagartos, ratones, gatos, hormigas e insectos varios. La falta de vitaminas, carbohidratos y otros nutrientes esenciales debilita el organismo y lo hace vulnerable a las enfermedades. Los niños raquíticos mueren de un sencillo resfriado, por carencia de defensas.

Hay apenas cuatro factores de muerte precoz: accidentes (de trabajo o de tránsito), violencia (asesinato, terrorismo o guerra), enfermedades (cáncer o sida) y hambre. Ésta produce el mayor número de víctimas. Sin embargo es el factor que menos movilizaciones suscita. Hay campañas contra el terrorismo o la violencia de género, pero ¿quién protesta contra el hambre?

Los miserables no hacen protestas. Sólo quien come se pone en huelga, sale a las calles, manifiesta en público su descontento y reivindicaciones. Como esa gente no sufre amenaza de hambre, los hambrientos son ignorados.

Ahora los líderes de las naciones más ricas y poderosas del mundo, reunidos en el G-8, en L’Aquila, Italia, a principios de junio, decidieron liberar US$ 15.000 millones para aplacar el hambre mundial.

¡Qué cinismo se gasta el G-8! Él es el responsable de que los hambrientos sean multitud. Éstos no existirían si las naciones metropolitanas no adoptasen políticas proteccionistas, barreras aduaneras, transnacionales de agrotóxicos y de semillas transgénicas. No morirían de hambre casi 5 millones de niños al año si el G-8 no manipulase a la OMC, no incentivase la desigualdad social y todo lo que la aumenta: el latifundio, la especulación con los precios de los alimentos, la apropiación privada de la riqueza.

¡Sólo 15.000 millones de dólares! ¿Saben esos señores y señoras del G-8 cuántos millones destinaron para salvar, no a la humanidad, sino al mercado financiero, desde septiembre del 2008 a junio del 2009? ¡Mil veces esa cantidad! 15.000 millones de dólares sirven sólo para ofrecer unos caramelos a algunos hambrientos. Sin contar con que buena parte de esos recursos irá a la bolsa de los corruptos o servirá de moneda de cambio electoral. ‘Le doy un pan, déme un voto’.

Si el G-8 tuviera verdadera intención de erradicar el hambre del mundo promovería cambios en las estructuras mercantilistas que rigen la producción y el comercio mundiales, y canalizaría más recursos hacia las naciones pobres que hacia los agentes del mercado financiero y a la industria bélica.

Si los dueños del mundo quisieran acabar realmente con el hambre declararían el latifundio un crimen de lesa humanidad y permitirían la libre circulación de alimentos, parecido a lo que sucede con el dinero.

De igual manera, si tuvieran también el propósito de erradicar el narcotráfico, en vez de agarrar a unos pocos traficantes, pondrían sus máquinas de guerra a destruir definitivamente los campos de plantación de marihuana, de coca, de opio y de otros vegetales, transformándolos en áreas de agricultura familiar. Sin materias primas no hay traficante capaz de producir droga.

Decir que el G-8 intenta acabar con el hambre o salvar el planeta de la degradación ambiental equivale a esperar que la próxima Navidad Papá Noel traiga de regalo una vida digna para todos los niños pobres. Tanto es el cinismo, que los líderes mundiales prometen establecer bases de sustentabilidad ambiental a partir del 2050.

Ahora bien, si la naturaleza enseña algo obvio es que, a medio plazo, estaremos todos muertos. Si la Tierra ya perdió un 25% de su capacidad de autorregeneración, ¿qué pasará si la humanidad tiene que esperar otros 40 años para que se tomen medidas eficaces?

Si los que no pasan hambre tuvieran, al menos, hambre de justicia, virtud calificada por Jesús como bienaventuranza, entonces la esperanza en un futuro mejor no sería vana.

Frei Betto (Traducción de J.L.Burguet)

33 domingo del tiempo ordinario.


San Marcos 13,24-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: En aquellos días, después de una gran tribulación el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los ejércitos celestes temblarán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, del extremo de la tierra al extremo del cielo. Aprended lo que os enseña la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, sabéis que la primavera está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán. El día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.

¿QUÉ FUTURO NOS ESPERA? (José Antonio Pagola)
El hombre moderno no espera ya el fin del mundo a breve plazo, y difícilmente se lo imagina a la manera de una catástrofe cósmica. Pero el hombre contemporáneo sabe que en el fondo de su corazón está latente siempre la pregunta más difícil de responder: «¿Qué va a ser de nosotros?»

Cualquiera que sea nuestra ideología, nuestra fe o nuestra postura ante la vida, el verdadero problema al que estamos enfrentados todos es nuestro futuro. ¿En qué van a terminar los esfuerzos, las luchas y las aspiraciones de tantas generaciones de hombres? ¿Cuál es el final que le espera a la historia de la humanidad?

Si lo único que espera a cada hombre y, por lo tanto, a todos los hombres es la nada, ¿qué sentido último pueden tener todas nuestras luchas, esfuerzos y trabajos? Muchos pensarán que la vida no es «una pasión inútil», sino que se justifica suficientemente como lucha por lograr un futuro mejor para las siguientes generaciones. Esa es la fe oculta del hombre moderno que piensa que el progreso científico o la renovación total de la estructura económica y política de la sociedad llevarán un día a los hombres a una satisfacción suficiente de sus aspiraciones.

Un día el hombre «aprenderá» a morirse sin tristeza porque habrá disfrutado de una sociedad suficientemente feliz y gratificante. Pero, ¿no será entonces precisamente cuando la muerte adquiera un tono más trágico que ahora? Cuando se haya alcanzado un nivel tan alto de bienestar, de justicia, de solidaridad social, de disfrute de la vida, ¿no será más duro todavía tener que morirse?

Es aquí donde hay que situar el reto y la promesa de resurrección del mensaje cristiano; es una opción libre de fe, pero no es absurda ni irracional la postura del creyente que lucha y se esfuerza en la renovación y mejora de la sociedad humana, pero lo hace animado por la esperanza de una resurrección final.

32 domingo tiempo ordinario.

Marcos 12, 38-44 En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: "cuidado con los escribas. Les encanta pasearse con amplios ropajes y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Estos recibirán una sentencia más rigurosa".
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas del Templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo: "os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir".
El contraste entre las dos escenas es total. En la primera, Jesús pone a la gente en guardia frente a los escribas del templo. Su religión es falsa: la utilizan para buscar su propia gloria y explotar a los más débiles. No hay que admirarlos ni seguir su ejemplo. En la segunda, Jesús observa el gesto de una pobre viuda y llama a sus discípulos. De esta mujer pueden aprender algo que nunca les enseñarán los escribas: una fe total en Dios y una generosidad sin límites.

La crítica de Jesús a los escribas es dura. En vez de orientar al pueblo hacia Dios buscando su gloria, atraen la atención de la gente hacia sí mismos buscando su propio honor. Les gusta «pasearse con amplios ropajes» buscando saludos y reverencias de la gente. En la liturgia de las sinagogas y en los banquetes buscan «los asientos de honor» y «los primeros puestos».

Pero hay algo que, sin duda, le duele a Jesús más que este comportamiento fatuo y pueril de ser contemplados, saludados y reverenciados. Mientras aparentan una piedad profunda en sus «largos rezos» en público, se aprovechan de su prestigio religioso para vivir a costa de las viudas, los seres más débiles e indefensos de Israel según la tradición bíblica.

Precisamente, una de estas viudas va a poner en evidencia la religión corrupta de estos dirigentes religiosos. Su gesto ha pasado desapercibido a todos, pero no a Jesús. La pobre mujer solo ha echado en el arca de las ofrendas dos pequeñas monedas, pero Jesús llama enseguida a sus discípulos pues difícilmente encontrarán en el ambiente del templo un corazón más religioso y más solidario con los necesitados.

Esta viuda no anda buscando honores ni prestigio alguno; actúa de manera callada y humilde. No piensa en explotar a nadie; al contrario, da todo lo que tiene porque otros lo pueden necesitar. Según Jesús, ha dado más que nadie, pues no da lo que le sobra, sino «todo lo que tiene para vivir».

No nos equivoquemos. Estas personas sencillas, pero de corazón grande y generoso, que saben amar sin reservas, son lo mejor que tenemos en la Iglesia. Ellas son las que hacen el mundo más humano, las que creen de verdad en Dios, las que mantienen vivo el Espíritu de Jesús en medio de otras actitudes religiosas falsas e interesadas. De estas personas hemos de aprender a seguir a Jesús. Son las que más se le parecen.