Tercer domingo del tiempo ordinario (A) 27 enero 2008



Al enterarse Jesús que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago. Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: "Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos". Pasando junto al lago vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: "Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres" Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino, curando enfermedades y dolencias del pueblo. (Mateo 4, 12-23)

Jesús comenzó su predicación con esta palabra: "CONVERTÍOS". Esta es su primera palabra según san Mateo. En la Iglesia hay una gran luz, es JESÚS. En él podemos ver el rostro de Dios. No debemos ocultarlo con nuestro protagonismo. No podemos tampoco suplantarlo con nada. Si la luz de Jesús se apaga, nos convertiremos en unos "ciegos tratando de guiar a otros ciegos". Por eso es hoy también la primera palabra que tenemos que escuchar los que somos miembros de la Iglesia: "CONVERTÍOS", recuperad vuestra identidad cristiana, volved a vuestras raíces, sed fieles a Jesucristo, vivid como seguidores suyos, poneos al servicio del Reino de Dios.

No hay comentarios: