Todos los Santos

La vida está sembrada de problemas y conflictos, que nos pueden hacer sufrir. La felicidad es un signo de que la persona está acertando en el arte de vivir. Hoy la sociedad nos ofrece la felicidad por caminos equivocados.
"Si no tienes éxito, no vales": para conseguir la aprobación de los demás, incluso la propia estima, hay que triunfar. La persona necesita tener éxito; cuando fracase sufrirá, fácilmente crecerá su agresividad. Los cristianos pensamos que la persona tiene valor por sí misma, por lo que es, no por sus logros personales.
"Si quieres tener éxito, has de valer más que los demás": hay que ser más que los otros, sobresalir, dominar. Una personas que sigue esta consigna, vivirá envidiando siempre a los que han logrado más éxito, los que tienen mejor nivel de vida, los de posición más brillante. Crecerá su insatisfacción, la envidia y el resentimiento. No sabrá disfrutar de lo que es y de lo que hace. Así es dificil ser feliz.
"Si no respondes a las expectativas, no puedes ser feliz": has de responder a lo que de ti espera la gente; si no entras por donde van todos, puedes perderte. Las personas así solo buscan lo que buscan todos.
Las Bienaventuranzas son el camino que Jesús nos propone para lograr la felicidad. Es lo que han vivido y viven los santos: personas cuya vida resplandece de forma especial, cuya vida desprende el aroma de la bondad de Dios. Estos gozan de la alegría que no se acaba.

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