Domingo 3 agosto 08

DADLES VOSOTROS DE COMER
Jesús no vive de espaldas a la gente, encerrado en sus ocupaciones religiosas, e indiferente al dolor de aquel pueblo. «Ve el gentío, le da lástima y cura a los enfermos». Su experiencia de Dios le hace vivir aliviando el sufrimiento de aquellas pobres gentes. Así ha de vivir la Iglesia que quiera hacer presente a Jesús en el mundo de hoy.

Los discípulos le dicen: «Es muy tarde; lo mejor es “despedir” a la gente y que cada uno se “compre” algo de comer». No han aprendido nada de Jesús, se desentienden. Jesús les replica: «Dadles vosotros de comer». Dios quiere que todos sus hijos e hijas tengan pan, también quienes no lo pueden comprar.

Entre la gente sólo hay cinco panes y dos peces. Para Jesús es suficiente: si compartimos lo poco que tenemos, se puede saciar el hambre de todos; incluso, pueden «sobrar» doce cestos de pan. Esta es su alternativa. Una sociedad más humana, capaz de compartir su pan con los hambrientos, tendrá recursos suficientes para todos.

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