27 junio 08


UN TESORO POR DESCUBRIR Mt 13, 44-52
No todos se entusiasmaban con el proyecto de Jesús. ¿Es razonable seguirle? Jesús con esta parábola, se dirige a los que permanecen indiferentes, a los que no se deciden ante su anuncio del reino. Quería sembrar en todos, un interrogante: ¿no habrá en la vida un «secreto» que todavía no hemos descubierto?
Todos entendieron la parábola de aquel labrador pobre que, estando cavando en una tierra que no era suya, encontró un tesoro escondido. No se lo pensó dos veces. Era la ocasión de su vida. No la podía desaprovechar. Vendió todo lo que tenía y, lleno de alegría, se hizo con la tierra y con el tesoro.
¿Será Dios así?, ¿será esto encontrarse con él?, ¿descubrir un «tesoro» más interesante y atractivo que todo lo que nosotros estamos viviendo y disfrutando?
Jesús estaba comunicando su experiencia de Dios: lo que había transformado por entero su vida. En esto consiste seguirle: encontrar lo esencial, tener la inmensa fortuna de hallar lo que puede llenar la vida del ser humano.
Mucha gente está abandonando la religión sin haber saboreado a Dios. Si uno no ha vivido la experiencia que refleja la parábola, la religión es un aburrimiento, una carga. No merece la pena.

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