Pentecostés


¡QUÉ HERMOSOS SON LOS PIES DE LOS QUE ANUNCIAN LA BUENA NOTICIA!”
Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. 31 de Mayo 2009.


Malas noticias de paro, de pobreza y marginación, de inseguridad ante el futuro de tantas familias, consecuencia de la actual “crisis económica y financiera”, que se manifiesta, en la idolatría al “dios” dinero, poder y consumo y, en la “ambición, individualismo, indiferencia, amoralidad…”.

Una gran mayoría de cristianos laicos que manifiestan: una fe superficial, ritualista y espiritualista, que no transforma ni sus personas ni sus vidas; una escasa conciencia de ser Iglesia, de pertenencia y participación en ella; poca o nula conciencia de ser enviados para testimoniar con su vida y su palabra, a Jesucristo

También damos gracias a Dios, porque hay laicos cristianos comprometidos en el mundo y en el Iglesia: son militantes de los Movimientos de Acción Católica, son miembros de las Hermandades y Cofradías, y otras personas que forman parte de otros Grupos y Asociaciones Eclesiales.

¿Cuál es la grandeza de nuestra misiòn apostólica?

1.- Hemos recibido del Señor la misión de anunciar a todos la Buena Noticia de que Dios es Nuestro Padre. Con el envío del Espíritu Santo, la Iglesia recibe el encargo de ofrecer a todos los hombres el anuncio del amor de Dios.

2.- Este anuncio se hace más creíble y efectivo si se realiza de modo comunitario y asociado.

3.- Por eso, hoy más que nunca, es necesario la potenciar el asociacionismo laical y los Movimientos Apostólicos de Acción Católica.

¿Qué nos pide el Espíritu hoy?¿A qué nos llama?

+ La creación y potenciación de los Consejos Pastorales y otros cauces de apostolado asociado.
+ La presentación e iniciación de los Movimientos de Acción Católica
+ La formación de los laicos, de su espiritualidad específica, de su conciencia social y política
+ Facilitar cauces y medios para su compromiso en la vida pública (el conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia, promover los Encuentros de Cristianos en la Vida pública).
Ven Espíritu Santo. Despierta nuestra fe, enséñanos a vivir confiando en el amor de Dios.

Ven Espíritu Santo. Haz que Jesús ocupe el centro de tu Iglesia. Que nada ni nadie lo suplante.

Ven Espíritu Santo. Abre nuestros oídos para escuchar tus llamadas, en los sufrimientos, conflictos y contradicciones de los hombres y mujeres de nuestros días. Que, en tu Iglesia, viva más atenta a lo que nace que a lo que muere.

Ven Espíritu Santo y purifica el corazón de tu Iglesia. Enséñanos a reconocer nuestros pecados y limitaciones. Recuérdanos que somos frágiles, mediocres y pecadores.

Ven Espíritu Santo. Enséñanos a mirar de manera nueva la vida, el mundo y las personas: los que sufren, los que lloran, los que caen, los que viven solos y olvidados.

Ven Espíritu Santo. Haz de nosotros una Iglesia de puertas abiertas, corazón abierto, mente abierta, manos abiertas. Que nada ni nadie nos distraiga o desvíe del proyecto de Jesús: hacer un mundo más justo y digno para todos.

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