Domingo 7 agosto 2008

Allí estoy yo en medio de ellos ( Mt 18, 15-20)
Hay quienes piensan que la fe es un asunto puramente personal que cada uno ha de resolver en lo íntimo de su conciencia, y creen que pueden alimentar su fe sin relación con ninguna comunidad creyente.
La fe no es sólo una experiencia que se vive individualmente ni un proceso interior que se alimenta en la intimidad del propio corazón; el verdadero creyente alimenta su fe en el seno de una comunidad compartiendo con otros hombres y mujeres la misma esperanza en Jesucristo.
Las comunidades concretas que cada uno conocemos no son como quisiéramos. Las celebraciones litúrgicas nos pueden resultar a veces aburridas y hasta penosas. Es fácil entonces la tentación de distanciarnos poco a poco.
Pero puede ser también el momento de creer y vivir con realismo y humildad la presencia de Cristo en medio de los creyentes. Nuestra mediocridad no impide que se cumplan sus palabras: "Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". En medio de esa modesta asamblea de hombres y mujeres agitados por deseos, conflictos y esperanzas tan diferentes, está El.

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