CUARTO DOMINGO DE PASCUA


"Yo he venido para que tengan vida" (Juan 10,10)

La vida es un regalo, que todos hemos recibido. Dice Martin Buber que "cada uno de los hombres representa algo nuevo, algo que nunca antes existió, algo original y único". Nadie ha sido ni será igual a mi nunca; nadie verá el mundo como yo le veo; ni rezará como yo lo hago; ni amará como lo hace mi corazón. Mi vida es insustituible. Es tarea mia y solo yo la puedo vivir. Si no lo hago, quedará para siempre sin hacer. Habrá un vacío que nadie llenará.

El primer mandamiento que los hombres recibimos de Dios es VIVIR. Si queremos obedecer a Dios, lo primero es amar la vida, agradecerla, cuidarla, desarrollar todas sus posibilidades. Nuestra vida y la de los demás. Vivir no es solo asegurar el buen funcionamiento de nuestro cuerpo (lo físico), ni solo desarrollar mi mente; vivir es desarrollar todo lo que uno es como persona.

Para los cristianos, Dios es sobre todo alguien que nos hace vivir, alguien que sostiene la vida, que da fuerzas para vivirla y que nos da la esperanza de una vida que no se acaba, que puede llegar a plenitud. Cuando la vida parece apagarse para siempre, el Dios de la Vida está ahí: "yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante".

No hay comentarios: