2º domingo adviento


Este domingo leemos el comienzo del Evangelio de San Marcos: "Comienza la Buena Noticia de Jesucristo, Hijo de Dios". Y seguidamente invita a la conversión, a preparar el camino del Señor. Juan Bautista es quien hace este anuncio, y busca algo más que la conversión moral de cada persona. Se trata de preparar el camino del Señor.
El pueblo reacciona: dejan sus pueblos y marchan al desierto para escuchar la voz que los llama. Allí el pueblo toma conciencia de la situación que viven, experimentan la necesidad de cambiar, reconocen sus pecados sin echarse las culpas unos a otros, y dice el evangelista que "confesaban sus pecados y Juan los bautizaba".
La conversión que necesita nuestro modo de vivir el cristianismo no se puede improvisar. Requiere tiempo, dedicación, trabajo interior en la persona. Pasarán años hasta que reconozcamos la conversión que necesitamos para ser fieles a Jesucristo, para que Él sea verdaderamente el centro de nuestra vida.
Esta puede ser hoy nuestra tentación: no ir al desierto, dejar pasar la oportunidad de convertirnos, no querer ver que necesitamos cambiar, distraernos con cualquier cosa para disimular nuestra falta de coraje para afrontar lo que somos y confrontarlo con la verdad que es Jesucristo.
¿No necesitamos los cristianos de hoy hacer un examen de conciencia colectivo para reconocer nuestros errores y pecados? Si no hacemos esto, ¿es posible decir que estamos preparando el camino del Señor?.

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