La parábola es siempre sorprendente, desconcertante. Su verdadero sentido no lo descubre el intelectual, sino el creyente. Esconde más que revela. Jesús no inventó este estilo, esta manera de hablar. Existen en otras religiones y culturas que la utilizan. Cada parábola puede tener varios significados posibles. Siempre es útil al leer una parábola hacerse algunas preguntas:
¿Cuál es el punto que debía afectar e impresionar a los oyentes de Jesús?
¿Qué es lo que me sorprende a mi?
¿Qué hay en este relato que no es normal, habitual?
¿Cuál es el punto que debía afectar e impresionar a los oyentes de Jesús?
¿Qué es lo que me sorprende a mi?
¿Qué hay en este relato que no es normal, habitual?
Las parábolas de Jesús nos hablan de Dios y de lo que Dios hace. Dios no es como nosotros los imaginamos; siempre nos sorprende, busca siempre caminos nuevos, horizontes nuevos. Suelen invitar a tomar una decisión y estimulan la creatividad.
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