Los derechos humanos son universales.
Las oportunidades deberían serlo
Lo único que nos diferencia son las oportunidades
La campaña institucional 2007-2008 se presenta bajo el lema “Los derechos humanos son universales, las oportunidades deberían serlo”. Cáritas pone así el acento de su compromiso, de su sensibilización y de su acción en la opción evangélica preferencial por los pobres y en la defensa de la dignidad de la persona humana como criatura de Dios, creada y pensada a su imagen y semejanza, trabajando por el desarrollo integral de la persona y procurando que sus derechos sean garantizados.
Para el día de Caridad 2008 la campaña quiere incidir sobre el derecho a la igualdad de género. En nuestra sociedad se han dado grandes pasos en el reconocimiento de los mismos derechos para hombres y mujeres, aunque todavía son insuficientes como lo muestran determinadas realidades. Las cargas familiares, las dificultades en el acceso al empleo y la escasa formación convierten a la mujer con escasos recursos económicos en una persona con menos oportunidades para integrarse en la sociedad como sujeto de plenos derechos.
Qué es el derecho a la igualdad de género
Significa que los derechos, responsabilidades y oportunidades de las personas no dependan de si han nacido hombre o mujer. Que las aspiraciones, comportamientos y necesidades de unos y otros se consideren, valoren y promuevan de igual manera.
La igualdad entres hombres y mujeres constituye un principio jurídico universal. La Constitución Española reconoce la igualdad de hombres y mujeres como un derecho fundamental de todos los españoles, acorde con la Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 10.2) y prohíbe cualquier tipo de discriminación por razón de sexo, raza, religión, opinión cualquier otra condición o circunstancia personal o social (art.14). Por su parte, el art. 9.2 consagra la obligación de los poderes públicos de promover condiciones para que la igualdad del individuo y de las agrupaciones en que se integra sean reales y efectivas.
En nuestro país y en el entorno de la UE se han dado pasos importantes en el camino de lograr el reconocimiento de los mismos derechos para hombres y mujeres, y en concreto en la participación de la mujer en todas las esferas de la vida social, política, cultural y económica. Pero estos logros son aún insuficientes. La violencia de género, la discriminación salarial, el mayor desempleo femenino, la todavía escasa presencia de las mujeres en puestos de responsabilidad política, social y económica, o los problemas de conciliación entre la vida personal laboral y familiar muestran cómo la igualdad plena, efectiva, entre mujeres y hombres, es todavía hoy una tarea pendiente. La reciente Ley de Igualdad quiere prevenir esas conductas discriminatorias promoviendo políticas activas para hacer efectivo este principio.
Sin embargo, estos avances y retos que constituyen una realidad en las sociedades del primer mundo, son todavía un sueño por desarrollar en la otra gran parte del mundo pobre donde a la mujer no se le reconoce el derecho a tener derechos, y mucho menos oportunidades.
En el caso de mujeres pobres la situación se agudiza. Los efectos negativos de la globalización de la economía mundial repercuten desproporcionadamente sobre la mujer, hablando así de feminización de la pobreza como el aumento de la proporción de mujeres sobre el total de personas pobres. Las cargas familiares, las dificultades en el acceso al empleo y la escasa formación la convierten en una persona con menos posibilidades para integrarse en la sociedad como sujeto de plenos derechos.
Las oportunidades deberían serlo
Lo único que nos diferencia son las oportunidades
La campaña institucional 2007-2008 se presenta bajo el lema “Los derechos humanos son universales, las oportunidades deberían serlo”. Cáritas pone así el acento de su compromiso, de su sensibilización y de su acción en la opción evangélica preferencial por los pobres y en la defensa de la dignidad de la persona humana como criatura de Dios, creada y pensada a su imagen y semejanza, trabajando por el desarrollo integral de la persona y procurando que sus derechos sean garantizados.
Para el día de Caridad 2008 la campaña quiere incidir sobre el derecho a la igualdad de género. En nuestra sociedad se han dado grandes pasos en el reconocimiento de los mismos derechos para hombres y mujeres, aunque todavía son insuficientes como lo muestran determinadas realidades. Las cargas familiares, las dificultades en el acceso al empleo y la escasa formación convierten a la mujer con escasos recursos económicos en una persona con menos oportunidades para integrarse en la sociedad como sujeto de plenos derechos.
Qué es el derecho a la igualdad de género
Significa que los derechos, responsabilidades y oportunidades de las personas no dependan de si han nacido hombre o mujer. Que las aspiraciones, comportamientos y necesidades de unos y otros se consideren, valoren y promuevan de igual manera.
La igualdad entres hombres y mujeres constituye un principio jurídico universal. La Constitución Española reconoce la igualdad de hombres y mujeres como un derecho fundamental de todos los españoles, acorde con la Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 10.2) y prohíbe cualquier tipo de discriminación por razón de sexo, raza, religión, opinión cualquier otra condición o circunstancia personal o social (art.14). Por su parte, el art. 9.2 consagra la obligación de los poderes públicos de promover condiciones para que la igualdad del individuo y de las agrupaciones en que se integra sean reales y efectivas.
En nuestro país y en el entorno de la UE se han dado pasos importantes en el camino de lograr el reconocimiento de los mismos derechos para hombres y mujeres, y en concreto en la participación de la mujer en todas las esferas de la vida social, política, cultural y económica. Pero estos logros son aún insuficientes. La violencia de género, la discriminación salarial, el mayor desempleo femenino, la todavía escasa presencia de las mujeres en puestos de responsabilidad política, social y económica, o los problemas de conciliación entre la vida personal laboral y familiar muestran cómo la igualdad plena, efectiva, entre mujeres y hombres, es todavía hoy una tarea pendiente. La reciente Ley de Igualdad quiere prevenir esas conductas discriminatorias promoviendo políticas activas para hacer efectivo este principio.
Sin embargo, estos avances y retos que constituyen una realidad en las sociedades del primer mundo, son todavía un sueño por desarrollar en la otra gran parte del mundo pobre donde a la mujer no se le reconoce el derecho a tener derechos, y mucho menos oportunidades.
En el caso de mujeres pobres la situación se agudiza. Los efectos negativos de la globalización de la economía mundial repercuten desproporcionadamente sobre la mujer, hablando así de feminización de la pobreza como el aumento de la proporción de mujeres sobre el total de personas pobres. Las cargas familiares, las dificultades en el acceso al empleo y la escasa formación la convierten en una persona con menos posibilidades para integrarse en la sociedad como sujeto de plenos derechos.
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