(Para quien busca)
He oído decir que algunos aseguran que Jesús es un mito. ¿Se puede afirmar con toda seguridad que Jesús ha existido realmente?
Sí. En la antigüedad nadie puso en duda la existencia de Jesús. Sólo a finales del siglo XVIII conocemos algunos autores que comienzan a decir que Jesús no ha existido.
A comienzos del siglo 20 se hacen diversos intentos para explicar el origen del cristianismo sin la existencia de un personaje real llamado Jesús. Hoy la cuestión está resuelta. Ningún investigador serio pone en duda la existencia de Jesús.
Es cierto que, de vez en cuando, se puede leer en revistas o libros sensacionalistas a escritores que consideran a Jesús como un mito sin consistencia histórica alguna. Se trata, por lo general, de autores que desconocen la investigación actual o tratan de sorprender a sus lectores con planteamientos ingeniosos, pero carentes de fundamento.
Hoy los científicos no tienen duda alguna. El prestigioso biblista alemán Rudolph Bultmann, conocido por su talante extremadamente crítico, dice así: «En cualquier caso, la duda acerca de si Jesús ha existido realmente no tiene ningún fundamento y no merece ser refutada. Es indiscutible que Jesús está en el origen del movimiento histórico del cristianismo».
Recientemente el historiador judío David Flusser, considerado como uno de los mejores conocedores del tiempo de Jesús, ha dicho que, con excepción de Flavio Josefo y, tal vez, de Pablo de Tarso, «Jesús es el personaje judío mejor conocido de su tiempo».
¿Cuándo nació Jesús? ¿Se puede saber la fecha exacta de su nacimiento?
No deja de tener su gracia decir que Jesús nació antes de comenzar la era cristiana. Tiene su explicación. Nuestro calendario actual se debe a la estudios llevados a cabo por un monje que vivió a finales del siglo quinto en Roma. Lo llamaban Dionisio, el Exiguo. Al fijar la fecha del nacimiento de Jesús, el buen monje se equivocó en sus cálculos y la retrasó algo más de cuatro años.
Entonces, ¿por qué celebramos su nacimiento el 25 de diciembre? ¿No nació Jesús a las doce de la Nochebuena?
Tenemos noticias de que hacia el año 336 se celebraba en Roma una fiesta de la Navidad el 25 de diciembre. Lo mismo sucedía en las Iglesias de África. Hacia finales del siglo cuarto, está fiesta está ya establecida en el norte de Italia, en Asia Menor y en otras partes.
El 25 de diciembre no es el día del nacimiento histórico de Jesús. Se escogió esta fecha para sustituir la fiesta pagana del Natalis solis invicti o Nacimiento del sol vencedor. Era una fiesta muy popular en el Imperio y se celebraba en el solsticio de invierno. A los pueblos primitivos les producía un cierto temor ver que en invierno los días se iban acortando, que las sombras de la noche se alargaban y que la luz del sol se iba apagando. Por eso, cuando comprobaban que, de nuevo, los días empezaban a alargarse y que el sol recuperaba su fuerza, lo celebraban con grandes fiestas.
Los cristianos, que no conocían la fecha exacta del nacimiento de Jesús, pues los evangelios no ofrecen información alguna, consideraron que estas fiestas del solsticio del invierno podían ser el momento más adecuado para celebrar el nacimiento del Salvador.
Fue un gran acierto. Por eso en Navidad tiene tanta importancia la luz, los cirios, la alegría en medio de la noche... El evangelista Lucas recoge en su evangelio de la infancia un bello himno en el que a Jesús se le llama: «el Sol que nace de lo alto, para iluminar a los que están en tinieblas y en sombras de muerte, y para dirigir nuestros pasos por el camino de la paz». En este himno se puede entrever el clima en el que se gestaron y nacieron las fiestas cristianas de la Navidad.
José Antonio Pagola
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