Una pregunta que suele hacerse la gente cuando se le pide colaborar en una ayuda a los países pobres, en una ayuda al desarrollo, es si esa ayuda va a llegar realmente a su destino, a las personas que lo necesitan. Es muy conveniente que procuremos colaborar con asociaciones o instituciones que nos ofrezcan confianza y garantía, es importante saber que la ayuda llega.
Pero tan importante o más es saber si esa ayuda es eficaz, si realmente mejora la vida de las personas que lo necesitan. Muchas veces el dinero de la ayuda al desarrollo que envían los gobiernos o instituciones, sirve como moneda de cambio para obtener ventajas comerciales para las empresas de los países ricos que la ofrecen; a veces el dinero de la ayuda al desarrollo se utiliza para comprar vehículos militares o incluso armamento; a veces esa ayuda es en especie, como semillas transgénicas que luego empobrecen la tierra y hacen depender a esos campesinos de la multinacional que las vende; a veces se usa en construir, por ejemplo un gran mercado en la capital, mientras los campesinos no tienen agua para regar sus cultivos; a veces se usan para realizar obras faraónicas que después va a ser muy dificil mantener.
Esto sucede porque al elaborar los programas de ayuda al desarrollo no se conocen o no se tienen en cuenta las necesidades, ni los puntos de vista de las personas que tendrían que ser beneficiarias de estas ayudas. Se dialoga con instituciones intermedias que tienen otra visión de la realidad y de las necesidades. A veces las instituciones internacionales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional imponen condiciones a los gobiernos de estos paises empobrecidos, a cambio de recibir estas ayudas, condiciones para ajustar su economía como ahorrar en gastos sociales.
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