Hay cansancios típicos en la sociedad actual que no se curan con las vacaciones. No desaparecen solo por irnos a descansar unos días. La razón es sencilla. Las vacaciones ayudan a rehacernos un poco, pero no pueden darnos el descanso interior, la paz y la tranquilidad que necesitamos.
Hay cansancios que provienen de un activismo agotador. No respetamos los ritmos naturales de la vida. Hacemos cada vez más cosas en menos tiempo. De un día queremos sacar dos. Y esperamos “recargar las pilas” en vacaciones. Es un error. Las vacaciones no sirven para resolver este cansancio. A la vuelta de vacaciones todo seguirá igual. Lo que necesitamos es ponernos un ritmo más humano, dejar de hacer algunas cosas, vivir más despacio y de manera más descansada.
Hay cansancios que nacen de la saturación. Vivimos un exceso de actividades, relaciones, citas, encuentros, comidas. El contestador automático, el móvil, el ordenador, el correo electrónico facilitan nuestro trabajo, y hacen que estemos en todas partes, siempre localizables, siempre «conectados». Es un error. Lo que necesitamos es aprender a elegir lo importante, no querer abarcarlo todo.
Hay cansancios difíciles de precisar. Vivimos cansados de nosotros mismos, hartos de nuestra mediocridad, cansados de no encontrar lo que deseamos. ¿Cómo nos van a curar unas vacaciones? Muchas veces venimos cansados hasta de vacaciones. Quizás sería bueno escuchar las palabras de Jesús: «Venid aquí los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré».
Hay cansancios que provienen de un activismo agotador. No respetamos los ritmos naturales de la vida. Hacemos cada vez más cosas en menos tiempo. De un día queremos sacar dos. Y esperamos “recargar las pilas” en vacaciones. Es un error. Las vacaciones no sirven para resolver este cansancio. A la vuelta de vacaciones todo seguirá igual. Lo que necesitamos es ponernos un ritmo más humano, dejar de hacer algunas cosas, vivir más despacio y de manera más descansada.
Hay cansancios que nacen de la saturación. Vivimos un exceso de actividades, relaciones, citas, encuentros, comidas. El contestador automático, el móvil, el ordenador, el correo electrónico facilitan nuestro trabajo, y hacen que estemos en todas partes, siempre localizables, siempre «conectados». Es un error. Lo que necesitamos es aprender a elegir lo importante, no querer abarcarlo todo.
Hay cansancios difíciles de precisar. Vivimos cansados de nosotros mismos, hartos de nuestra mediocridad, cansados de no encontrar lo que deseamos. ¿Cómo nos van a curar unas vacaciones? Muchas veces venimos cansados hasta de vacaciones. Quizás sería bueno escuchar las palabras de Jesús: «Venid aquí los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré».
1 comentario:
Todo mi apoyo al párroco José Luis. Que sienta el cariño del pueblo y que si finalmente debe abandonar Guareña, mis deseos de que todo le vaya bien. Un saludo.
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