25 enero Conversión de San Pablo

La crisis de Saulo

Saulo, que respiraba aún amenazas de muerte contra los discípulos de Jesús, fue a ver al sumo sacerdote y le pidió credenciales para ir a las sinagogas de Damasco, autorizándolo a llevarse presos a Jerusalén a los que encontrase, si seguían el camino de Jesús, lo mismo hombres que mujeres.

En el viaje, al acercarse a Damasco, de repente una luz del cielo lo envolvió de claridad; cayó a tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" El preguntó: "¿Quién eres, Señor?" Respondió: " Yo soy Jesús, a quien tu persigues. Anda, levántate, entra en la ciudad y allí te dirán lo que tienes que hacer".

Sus compañeros de viaje se habían detenido mudos de estupor, porque óían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. De la mano lo llevaron hasta Damasco. Estuvo tres días sin vista y sin comer ni beber.

(Cfr. Hechos de los Apóstoles 9, 1-10)


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